jueves, 21 de enero de 2010

Todo lo que dice MI CUERPO

En primer lugar, he de decir que aquel día no pude asistir a clase. Pero me contaron en qué consistía la práctica, y claro, con lo que soy yo, no podía quedarme sin hacerla. Así que le pedí ayuda a mi madre... Y ahí estaba ella, a sus casi cincuenta años, arrodillada en el suelo repasando mi perfil con una cera negra a carcajadas (y es que resulta que el ejercicio le gustó).




Bueno, este es mi cuerpo. He pintado de rojo únicamente el corazón. Porque para mi no simboliza sólo la vida, sino también todo lo espiritual, los sentimientos y las emociones... en definitiva, el alma. Para todo aquello que me gusta he escogido el rosa. He pintado desde los hombros hasta la mano porque me encanta que me hagan cosquillitas en ellos, igual que me gusta que me acaricien el pelo (que tal vez no se note mucho, pero está pintado de rosa). Mis gemelos también aparecen en este color, porque aunque estéticamente no sean bonitos, a mi me gusta porque creo que es la parte de mi cuerpo que más fuerza tiene. Por último, me he pintado una especie de labio rosa en la mejilla ¡porque me encantan los besos! Para aquello que no me gusta he elegido el verde. La verdad es que hay pocas cosas que no me gusten de mi cuerpo. No me gusta que me toquen el cuello porque suelo tener contracturas. Y no me gusta el aspecto de mi nariz, pero tampoco es algo que me tenga preocupada. Más preocupante me parece lo de los dedos de mis pies. Hace ya unos añitos tuve un pequeño accidente por el que perdí mucha movilidad en ellos. Desde entonces odio los pies en general, y los mios en particular. Me da muchisima grima ver cómo los demás mueven sus deditos, y no soporto que nadie me toque esta parte del cuerpo. Supongo que lo he pintado en verde por la relación de este color con la esperanza (esperanza de recuperar mis deditos, esperanza de dejar atrás este pequeño problema). Siguiendo con mi cuerpo, he pintado en azul lo que me duele. En primer lugar, los dedos de los pies (por lo que expliqué anteriormente), las cervicales por esas contracturas, y de vez en cuando me duele ese puntito que tengo en la mano (que en realidad es una pequeña piedra que entró en mi infancia y que nunca llegué a sacarme). Y el pecho en las épocas de alergia, porque soy asmática. El naranja lo he utilizado para mis miedos y dudas, porque es algo que siempre suele llamar la atención. He pintado de este color la parte del cerebro porque considero que todos los miedos y dudas están en nuestra mente, y por tanto se pueden solucionar o aliviar. Y he pintado también las piernas así porque (debido a mi afición a la montaña) es la parte de mi cuerpo que más miedo me da que deje de funcionar. Y de morado he pintado las manos, porque son las que mejor reflejan el paso del tiempo (como muchas "adivinas" dirían, se puede leer en ellas el pasado, el presente y el futuro) a través de su aspecto, de sus arrugas, de sus heridas y cicatrices, de cuántas personas nos las cogieron, y de cuántas personas nos las soltaron... Por último, el corazón es una parte muy delicada. Lo he rodeado de azul, de morado, y de naranja, y para todo ello tengo una explicación. De azul porque las desavenencias de la vida duelen, y duele cuando una persona se va y duele echar de menos (porque incluso se puede anhelar a quién nunca estuvo), simplemente, el corazón puede doler... De morado porque refleja el paso del tiempo: no somos la misma persona ahora que hace cinco años, y aunque las heridas se pueden curar, la cicatriz queda en el alma (evidenciando el paso de la vida). Y de naranja porque no sólo me da miedo que me puedan hacer daño, sino que también pienso que las dudas se albergan en el alma.
Para ir terminando, considero que esta ha sido una actividad muy interesante. Sin embargo, he de reconocer que me ha costado mucho hacerla. Para mi no se ha tratado sólo de reencontrarme con mi pasado (un pasado que tal vez en ocasiones quise olvidar, y del que sin embargo puedo estar orgullosa porque constituye mi esencia, todo depende de cómo se mire). Se trataba también de "desnudarme" ante el mundo, descubrirme tal cual soy pero reservando algunos de mis pequeños secretos. Y esto es lo que más cuesta incluso en la vida cotidiana: mostrarte ante todos.

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