viernes, 22 de enero de 2010

Los puntos débiles

En esta ocasión la práctica se trataba de reflejar en una muñeca nuestro propio cuerpo y nuestro espiritu (o psiqué). Debíamos tapar aquellas partes que considerabamos más débiles, más frágiles.
Yo personalmente he tapado el tronco porque es uno de mis puntos débiles. La espalda por mis múltiples contracturas (motivo por el cual también he tapado el cuello), y la tripa porque es fácil que coja frío a través de ella.
Por otro lado, he cubierto también las muñecas porque en mi son puntos de lesiones habituales, y los pies por aquel pequeño problema que arrastró desde hace unos años y que ya comenté en la entrada anterior del blog. Además, igual que las muñecas y manos, para mi son puntos propensos a sufrir lesiones.
Nuevamente la actividad a realizar me ha parecido sorprendente a la par que original, pues nunca se me hubiese ocurrido reflejarme en una muñeca con la que jugaba cuando era chiquitita.

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