domingo, 17 de enero de 2010

Chocolate... mmm...

Se trata de un alimento delicioso (cuyo origen está en el cacao, como todos bien sabemos) que ha sido desprestigiado no hace mucho tiempo. Se le acusaba de engordarnos, de "picarnos" los dientes, de producir acné y espinillas... y un montón de calumnias más. Sin embargo, numerosos estudios han comprobado que todo ello era falso. Más bien, han venido a demostrar que el chocolate, en cualquiera de sus formas de presentación (bombones, tabletas, chocolate caliente,...) y en cualquiera de sus tipos (blando, negro, con leche, almendrado...) es muy positivo y tiene efectos beneficiosos.
Es considerado un afrodisíaco que aumenta la líbido y el deseo en las mujeres. Además, aleja la depresión, y calma la tristeza y la ansiedad (¿cuántos de nosotros no ha hechado mano de una buena tableta de chocolate en un momento de "bajón"?). Ayuda al corazón (por raro que parezca) previniendo infartos y derrames. En definitiva, es tan positivo que incluso se utiliza en tratamientos como la chocolaterapia, mediante la cual se estimula los sentidos, además de hidratar , nutrir y dar elasticidad a la piel, aumentar la circulación sanguinea y linfática, relajar y producir un bienestar general.
Es obvio que, como todo en esta vida, su mal uso puede tener efectos negativos. Como reza el dicho: "todo en su justa medida es bueno". ¡Así que a consumirlo con moderación! (Y ahora me voy a rebuscar en la nevera, que con tanto hablar de chocolate... mmm...)

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