Yo personalmente he tapado el tronco porque es uno de mis puntos débiles. La espalda por mis múltiples contracturas (motivo por el cual también he tapado el cuello), y la tripa porque es fácil que coja frío a través de ella.
Por otro lado, he cubierto también las muñecas porque en mi son puntos de lesiones habituales, y los pies por aquel pequeño problema que arrastró desde hace unos años y que ya comenté en la entrada anterior del blog. Además, igual que las muñecas y manos, para mi son puntos propensos a sufrir lesiones.
Nuevamente la actividad a realizar me ha parecido sorprendente a la par que original, pues nunca se me hubiese ocurrido reflejarme en una muñeca con la que jugaba cuando era chiquitita.
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